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Mostrando entradas de diciembre, 2024

Vagabundo

 1. Presentaciones Este era un hombre. Que no era hombre sino perro, que no era perro sino pájaro y no era pájaro sino piedra, y lo era todo sin ser nada y manteniendo la apariencia del hombre. Era hombre en su pecado, hablando con eufemismos, humanidad, la mancha que estropea toda vestimenta. Esta mancha puede ser una razón de por qué este hombre busca su pobreza, pues para él es necesario no advertir de su pecado, y para ello se encierra en manchas que parecen más sucias. Este hombre es el sentido y pináculo del superviviente, que arriesga todo lo que sueña la gente que tiene, que mancha su cuerpo tal como el alma está manchada, sólo por seguir vivo, pese a su miseria.  Era perro en su habilidad, desarrollada especialmente para la supervivencia, comiendo de las migas y bebiendo de las fuentes, actuando con cara del pobre que le identifica sin actuar, con ojitos de cordero y dientes de caimán, tan diferentes como el día y la noche, y en ellos los utiliza a su favor según el c...

La chica pelirroja

Me encontré en frente de una mansión que, rodeada por bosques y llanuras, pareciera que dominase ese aspecto sombrío pero humanamente libre de la vida que uno solo encuentra mientras se anda buscando a sí mismo. Vivía allí una adinerada familia de tres preciosas niñas pelirrojas. La menor apenas alcanzaría la edad de 13 años, y la siguiente rondaría los 16. Pero hete aquí que, siendo la mayor de las niñas mayor incluso que yo (entre 19 y 21 años), y teniendo una hermana menor más acorde a mi edad y casi igual de hermosa y picarona que ella, casi diría que si el mundo fuese al revés y ella llegase a mi mansión acompañada de sus tres hermanas, no podría yo hacer nada por no enamorarme de ella. Cosa que luche terriblemente por evitar, pues desde muy joven tuve temores por el rechazo, que veía yo demasiado acompañado de esa discordancia de edades, y aún más siendo la mujer más mayor. Teniendo en cuenta como son las mujeres en su poderío de la madurez, y a esas edades, más aún en arrogancia...